El uso “cristalizado” de la lengua se está convirtiendo
en canon a la hora de expresarnos… Las personas poco leen ya… pero menos
escriben… Las Redes Sociales abrazan este uso generalizado de lo simple, lo
vano, y, a veces, de lo absurdo…
Las normas están bien para canalizar los “intereses”
que por ella fluyen… pero también está en su naturaleza el que algunos osemos
romperlas…
Nos rigen las frases hechas, las aseveraciones solemnes
o las citas magnas… siempre de “otros”… “Copiamos” y “pegamos”… “retuiteamos”…
todo menos pensar… todo menos crear…
El lenguaje es un mar de posibilidades… pero lejos de
disfrutarlo, nos empeñamos en dejarlo árido como el desierto… El sentimiento de
una vivencia puede tener mil matices con unas pocas palabras… al igual que una
palabra puede reflejar mil matices diferentes…
Las reglas están para romperse… transgredir la norma,
cruzar en ámbar… frenar en “parada” y acelerar… unas veces en marchas cortas y,
otras… en largas… La lengua tiene su ritmo… la lengua es prosa… pero también
poesía…
Decía Lacan que la poesía es ´violencia contra el uso
cristalizado de la lengua´… Es necesario pues,
romper el cristal y hacerlo añicos… encontrarnos con sorpresa en un
mundo de emociones, sentimientos y vivencias… listas para ser acariciadas por
la voz… por la palabra…
La vida, al fin y al cabo, es efervescencia, rebeldía
y, que nunca se nos olvide, también
poesía… La poesía, es mar en calma y tempestad, es violencia… pero también caricia... es inconformismo contra el uso excesivamente
“generalizado" de lo cotidiano… como la vida misma...
Jesús.