miércoles, 9 de enero de 2013

Palabras...



Hay algunas palabras que parecen estar desterradas, repudiadas o condenadas al miedo… del silencio o la descalificación… La angustia, la ansiedad, la tristeza, nostalgia o melancolía suelen ser malsonantes… y por algunos, repudiadas en nuestro día a día…

Hemos adoptado un estereotipo de “falso optimismo”, o de “optimismo aparente” que lejos de embaucar a otros no hace más que engañarnos a nosotros mismos… “La alegría debe ser ilimitada”…  es el slogan a modo de spot publicitario que nos quieren vender y por los ojos meter…

Sin embargo, la tristeza es un sentimiento legítimo… y yo diría, al igual que el amor, un tanto “rebelde”… La tristeza y la melancolía, la angustia… son palabras que designan emociones, sentimientos y estados de ánimo que forman parte de nuestra vida…

Lo que “anula” a la persona no es la tristeza… sino la estupidez… Lo que matiza, modula el ánimo, en cambio, es la intensidad… y la intensidad puede sentirse bien bajo el más radiante sol o bien bajo una oscura noche de lágrimas y llanto…

Debemos defender la rebeldía, nuestro sagrado derecho a la inconformidad… a estar contentos con una bonita sonrisa difuminada en la cara… o, a estar, porqué no, soberanamente apagados y tristes…

Al fin y al cabo la vida está compuesta de contrastes, de claro-oscuros, de momentos… hermosos y no tan bellos… porque hasta en el color, la naturaleza nos muestra una amplia gama de matices…


Jesús.

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