Hoy
llueve en mi ventana… las gotas de lluvia se deslizan por el cristal mientras
la humedad, en un acto de soberbia, empaña a mis ojos la visión de tu silueta,
la cadencia de tus pasos, el sordo crepitar del agua al caer y la luz de tu piel
cuando delante de mi osas cruzar…
Hace
tiempo, mucho tiempo que vives en mi… sin ni siquiera saberlo, porque a veces,
tampoco yo lo sé; sin rostro, sin nombre…solo en mis sueños, en mis anhelos o
deseos; a veces cerca, a veces lejos, a veces tan dentro que cuando me atrevo a
buscarte en mi laberinto yo me pierdo…
Y
no sé si es bueno ilusionarme y nadar entre algodones o de una vez negarte y de
mi alma bien lejos apartarte… no sé si debo huir a ese rincón en el que todos
nos escondemos mientras nos sentamos encogidos de piernas sumergiendo el rostro
entre las manos, no sé si debo mirar hacia abajo mientras cruzo el abismo sobre
un largo alambre de acero o dejar escapar de una vez el fuego que arde pero no
quema en mis entrañas y que se llama miedo…
Tu,
que te haces eterna en la palabra, que caminas a ciegas mientras me guías a la
luz, que moras en el silencio y la quietud turbando el pensamiento en cándidos
deseos de carmín azul… vas y vienes a tu antojo, lo sabes, no tienes nombre,
tampoco rostro…
Jesús.
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