lunes, 16 de abril de 2012

Sueño...



Soñando soñé que me subía a mi cascarón… a mi cascarón de nuez; navegando por la mar, surcando tempestades y oleaje, desde lejos y a tenor de la bruma tierra yo divisé…

Era una islita de tierra árida, seca, llena de tarros de cristal y recortes de papel; de muñecos de peluches y chupetes de bebé… Encontré un calcetín roto y un cuadro que nunca supo cuál era el derecho y cuál el revés; una guitarra sin cuerdas que nunca supo que detrás del Do viene el Re… una botella de vino con tapón de corcho, posters, pegatinas y fotos reveladas a contraluz del ayer… Había también huellas de pisadas; algunas caminaban en círculos y otras solo hacia atrás…pero siempre de ambos pies… En la distancia, allá en el horizonte, un arcoíris descolorido y en el suelo un pantalón roído y hecho jirones… una canción en aquél nubarrón gris al que llaman olvido, unos guantes sin algunos dedos y una corona con espinas que no de plata de ley…

Lejos en la mar se otea una barquita azul… es de madera y huele a pétalos de azahar, rosas, canela y miel… Se acerca ufana hacia la orilla pero el oleaje, indomable, la vuelve para atrás… Intento agarrar el cabo y tirar…pero la mar me la vuelve a quitar…me esfuerzo y lo vuelvo a intentar, pero ahora son las olas las que me envuelven entre espuma y sal… Intento sacar la cabeza y respirar, y es entonces cuando mis ojos alcanzan a ver en la orilla a mi cascarón de nuez de un lado reposar… Con profunda tristeza y pesar dejo partir a la barquita mientras a la deriva empieza a naufragar… Me acurruco en mi cascarón igual que el fruto en su interior es arropado por la nuez. Me asomo ligeramente y con timidez oso contemplar el escenario, ya no tan desconocido, que por todos lados me rodea… Una islita de símbolos, iconos e imágenes que se asocian a recuerdos, emociones, sentimientos y pasajes… Miro, en un arrebato, hacia atrás y ya, lejos, muy lejos veo a la barquita desdibujarse en la línea que con trazo firme dibujan el cielo y el mar…

Me despierto súbitamente entre sudor, taquicardia y malestar… Del sueño que soñaba de forma brusca desperté… Mucho he pensado en estos días de lo que entre sábanas soñé, a cerca de la isla, la barquita y mi cascarón de nuez… Y aunque aún me asalten dudas creo tener algunas respuestas aunque aún me falten cientos de porqués…

La islita es ese lugar a media luz al que todos llegamos a temer, afanándonos en negar y enterrar en lo más hondo para de todos ocultar… porque ha ese lugar siempre va todo lo que no nos gusta, nos hace daño, tememos o no somos capaces de nombrar…

La barquita es la brisa de aire fresco, la puerta que se abre o la ventana que mira al mar… pero que por el afán de querer siempre pisar “tierra firme” no nos atrevemos a embarcar… porque tememos, no tanto, a lo que creemos que tenemos, sino a lo que determinada línea “marcada” pueda traspasar…

El cascarón de nuez es ese hilo invisible, que sin nosotros saber, nos une y entrelaza a los otros hilos, que sin elegir, nos preceden… Hilos que sin propia voluntad, las mas de las veces, como un títere nos mueven…volviendo a repetir en el tiempo lo que, nos guste o no, nos antecede…y, paradojas de la “historia” son hilos que a su vez nos protegen y donde únicamente, creemos, nos sentimos seguros… Hilos que simbolizan las relaciones y en especial los vínculos… Por eso, el fruto de la nuez se “camufla” hermético con un caparazón o coraza, a toda vista, insensible y en apariencia, en extremo duro…

Y soñando soñé que la isla tenía por nombre “miedo” y la barquita “esperanza”… Y en el sueño, también supe que el “ego” presume de ser buen marinero y hace tiempo que aprendió a navegar…en un cascarón de nuez…

Jesús.

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