domingo, 13 de mayo de 2012

Segunda vez...


Hay veces en el que las cosas se ven mejor cuando se ven una segunda vez quedando desvirtuada esa fama de la primera impresión, de la primera vez… Quizás, no estemos preparados para afrontar a la primera las cosas y ciertamente, hasta la intuición necesite “meditar” y asentarse como los posos del café…  Quizás nos ciegue o nos deslumbre algo desde el principio pero lo valoramos o aprendemos a valorarlo no desde la primera sino desde una nueva vez…

Aquello que nos encandila, la majestad del mar, la voz de una canción, el color de un paisaje o la sensibilidad y sensualidad de una mujer es porque ya estaba previamente asentado en un rinconcito de nuestro ser… hilos invisibles en stand-by, refugiados en el inconsciente donde todo se siente pero nada se sabe… El primer “encuentro” en silencio o con un leve susurro los puso a dormir en el lecho donde residen los afectos… muy en lo hondo, en lo más profundo…

Por eso, la segunda vez, aunque dure un instante, un segundo, tiene la fuerza de suspender en el aire lo que antes yacía en lo más profundo y hacer que el agua mansamente embalsada como un hermoso río lleno de vida por su cauce fluya…

Es por ello, que elegimos un camino y no otro aunque no lo sepamos, aunque lo neguemos… es por eso, que las mas de las veces nos pueden los sentimientos y el corazón y dejamos como maestra de nuestra vida, aunque no lo veamos, a la intuición… Por esa misma razón nos enamoramos… y quizás, solo quizás,  el amor de “segunda” pueda suponernos… amor de verdad…  (quién sabe..)

Jesús.

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