miércoles, 17 de octubre de 2012

Alas...


A veces el ser humano logra distanciarse tanto de sí mismo que se fragmenta… como si contemplara su rostro en un espejo roto en mil pedazos… A veces se siente desolado o en exceso abrumado buscando atesorar lo que nunca nadie le ha dado… y olvida, que por mucho que disfrace su alma,  pinte su fachada y por fuera se “vista”… al Mundo llegamos desnudos… y casi siempre llorando…

Curiosamente, aprendemos antes a decir el No que el Si… aprendemos a negar y a negarnos… aprendemos a protegernos y de una fuerte armadura acorazarnos… Creamos máscaras que se relacionan con otras máscaras y aprendemos a pedir “la patita” por debajo de la puerta antes de que a alguien “en parte” nos entreguemos…

Es así, somos esclavos del miedo… nos cuidamos mucho de por entero entregarnos creyendo que vivimos eternamente o por mil años… Ignoramos que la vida se esfuma en un segundo y que no son los recuerdos lo que guardamos, pues hasta la memoria es frágil y voluble, sino aquello que a los demás por amor damos…

Vestimos al miedo de duda y del amor dudamos, laceramos a nuestro corazón y hasta de la soledad, por miedo, escapamos… olvidamos, sabiendo que lo olvidamos, que solo unos “brazos”, unos “labios” y unos “ojos” son para esta vida nuestro mejor don… que no hay mayor paz para un alma que una caricia, una mirada y una templada voz…

Nos olvidamos que la vida se transita con el alma “desnuda”… y sin embargo gastamos todas nuestras energías en engalanarla, a veces de seda a veces de trapos, ignorando que para “volar” no son las vestiduras sino las “alas” las que mejor y más alto el cielo nos harán surcar…


Jesús. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario