Sobrevolar las nubes de los sueños, recorrer el cielo saltando
entre pedacitos de algodones y desaparecer por un instante del ruido, del
asfalto y de los jardines sin flores…
Esas ganas de navegar y surcar el mar, de sentir la brisa fresca
sobre la cara mientras los ojos cierras y empiezas a ver luz en la oscuridad…
Ese deseo inexplicable de callar y de no tener que a todos explicaciones dar.
De sentirte libre como las gotas de lluvia al caer… Esas ganas de volar y hacia
el lugar más alto poder trepar; acariciar con tus manos el horizonte sin cómos,
ni porqués ni donde…
Sumergirte en los tonos ocres del otoño o fundirte en la luz del
verano… Paz y no pensar en otras cosas… paz y sensación de bienestar…
Esas ganas de tener ganas… de dejarlo todo y al viento abrazar…
sí, y volar sobre la mar como un “loco” que en su silencio sonríe, como un rayo
de sol que desde el cielo brilla, como una estrella que a la noche le presta su
luz… como un susurro que se escapa de los labios antes de empezar a besar…
Jesús.
a veces, la rutina y la vida, nos hace dejar de tener ganas...
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