jueves, 13 de septiembre de 2012

Fantasías... ¿sexuales?



Releyendo aquí y allá, veo que captura mi atención una investigación sobre los gustos eróticos de gente famosa… No dejaba de sorprenderme ya de la definición que hacía Esthendal sobre el coito cuando leo por ejemplo, que Tolstoi soñaba con que su mujer leyera sus propios diarios íntimos (los de él); Marilyn Monroe deseaba hacer el amor sobre la mesa de una cocina con Frank Sinatra. Modigliani anhelaba poseer a sus modelos; Anaís Nin deseaba acostarse con su Psicoanalista; Cleopatra soñaba con practicar felaciones a miles de hombres, entre ellos, cien romanos. Todo en una sola noche. Scarlett Johansson desea copular en la parte de atrás de un coche…

Pienso que las fantasías son tan inherentes al ser humano que el sexo pierde todo su “potencial” si carece de ellas… A veces, la fotografía, burda o artística, en estos tiempos, qué más da, ayuda a la imaginación a “echar a andar”…  Así, fotografiarse en pose más o menos insinuante o grabarse con el móvil durante el “acto”  o durante una masturbación parecen ser el relevo a la mera pornografía directa y “clarividente”… más que por lo que muestran por el mero hecho del morbo por el morbo…

Y es que ciertamente el ser humano necesita de la “mente” para poder disfrutar una sexualidad activa (otra cosa bien diferente, es cuando esa “mente” está enferma… pero ese es otro tema…). Es más hermoso insinuar que mostrar, seducir que “poseer”… El erotismo es un arte, y en verdad, la inmensa mayoría (hablo de una sexualidad sana) nos excita más el sexo “a media luz” que en su absoluta “claridad”… El deseo puede abrirse camino a través de un susurro, de una caricia… de una mirada…

Las fantasías sexuales, en suma, distan mucho de ser solo eso (meramente sexuales)… en donde el sexo, a menudo, queda relegado a adoptar el título de tan solo adjetivo calificativo…


Jesús. 

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