viernes, 28 de septiembre de 2012

No me acuerdo...


Yaces en la camita, arropada, ¡que ancianita!, con los ojitos de cristal, a los pies de pana una mantita y dos ovillos de terciopelo adornando tu cabello…  con ternura me cuentas, mientras acaricias mi mano bajo la tuya:

<<No me acuerdo de las palabras; a veces, no se hablar… hace tiempo que dejé de escribir, y, en ocasiones, no sé qué decir… Debe ser que el ayer no quiere que le recuerde… y apartar de mí lo que tanto amé… Lo que no sabe el “tiempo” y que yo si sé, es que el amor no se olvida, cuando se ama como yo amé…

Olvidaré palabras, olvidaré incluso como en mis labios suenan… olvidaré que quien se esconde tras ese espejo no es nadie a quien yo quiera… y olvidaré también como el cariño que cada amanecer me traes, en tus labios resuenan… Olvidaré que el cielo es azul y que mañana, mi niño, a mi ladito seguirás tu…

Mis recuerdos se van llenando de agujeros, de ausencias y vacíos… que apagan a mi alma y hasta a mi voz callan… Es curioso, pero parece que todo está cubierto por una inmensa red, una red de marinero… unos cuantos nudos y cientos de agujeros…

Quizás, lo que me pasa no sea tan malo… Sabes, mi niño, que siempre te amé… que por ti aprendí a llorar y hasta reír… luché, cientos de veces caí… y otras tantas me levanté… y nunca, nunca de mis sueños te aparté…

Quizás, mi niño, llegados a este punto, sea el momento de cerrar los ojos y… "nacer de nuevo"… >>


Jesús.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Mirar...



Poco nos miramos ya…

Existen multitud de formas de mirar… de mirar al cielo, a los ojos del otro, al mar y hasta al silencio. Contemplar el entorno, leer unos labios, descubrir que en cada rostro se esconde un arcoíris de matices… de aprender que tras una mirada se oculta, a veces, el no… y, a veces, el si…

Ya no nos miramos, no dedicamos tiempo a la contemplación… no observamos… Hemos bajado la mirada al suelo, a media altura, a camino entre los pies y la pantalla del móvil… y si nos “atrevemos” a mirar de frente es para darnos de bruces con la pantalla del ordenador…

Hemos inventado un sistema iconográfico para “expresar” nuestras emociones y estados de ánimo… olvidando que desde el inicio el universo entero cabe en el rostro de un hombre, de una mujer… que el dolor, el llanto, la alegría y la ilusión (por citar algunas…) se “leen” en los ojos sin apretar ningún botón…

Tal vez, algún día, los hombres de hoy dejen de mirar hacia abajo, de mirar a media altura… Tal vez, algún día, osen a subir los ojos y se atrevan a descubrir el “universo” que hay detrás de ti… detrás de mí…


Jesús.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Adiós...


A veces tiene uno la sensación de que está viviendo la vida en un continuo “Adiós”; me explico: toda relación, por hermosa que ésta sea, parece que alberga en su interior una despedida latente… un adiós…

Nos enseñan a dar las buenas noches, a mover las manos en las despedidas a compás y al mismo son, a dar abrazos ante la partida, la pérdida o el dolor, a llorar en silencio… solos, y algunos hasta en un rincón… y hasta dedicar un discurso, plegaria u oración…

Hay quién encuentra “refugio” en las drogas o el alcohol por no afrontar el miedo que supone la “pérdida”, el duelo o el dolor…

Ese parece ser el rumbo, encuentros y despedidas…  tic-tac, tic-tac… sin pausa, como el compás de un reloj… saber decir “Hola”… saber decir “Adiós”…

Pero pensando, pensando… a veces, al menos así lo creo yo, nos olvidamos de algo aún más importante… nos olvidamos de el momento, de ese “momento” que es a su vez, todos los “momentos”…


Jesús. 

Fantasías... ¿sexuales?



Releyendo aquí y allá, veo que captura mi atención una investigación sobre los gustos eróticos de gente famosa… No dejaba de sorprenderme ya de la definición que hacía Esthendal sobre el coito cuando leo por ejemplo, que Tolstoi soñaba con que su mujer leyera sus propios diarios íntimos (los de él); Marilyn Monroe deseaba hacer el amor sobre la mesa de una cocina con Frank Sinatra. Modigliani anhelaba poseer a sus modelos; Anaís Nin deseaba acostarse con su Psicoanalista; Cleopatra soñaba con practicar felaciones a miles de hombres, entre ellos, cien romanos. Todo en una sola noche. Scarlett Johansson desea copular en la parte de atrás de un coche…

Pienso que las fantasías son tan inherentes al ser humano que el sexo pierde todo su “potencial” si carece de ellas… A veces, la fotografía, burda o artística, en estos tiempos, qué más da, ayuda a la imaginación a “echar a andar”…  Así, fotografiarse en pose más o menos insinuante o grabarse con el móvil durante el “acto”  o durante una masturbación parecen ser el relevo a la mera pornografía directa y “clarividente”… más que por lo que muestran por el mero hecho del morbo por el morbo…

Y es que ciertamente el ser humano necesita de la “mente” para poder disfrutar una sexualidad activa (otra cosa bien diferente, es cuando esa “mente” está enferma… pero ese es otro tema…). Es más hermoso insinuar que mostrar, seducir que “poseer”… El erotismo es un arte, y en verdad, la inmensa mayoría (hablo de una sexualidad sana) nos excita más el sexo “a media luz” que en su absoluta “claridad”… El deseo puede abrirse camino a través de un susurro, de una caricia… de una mirada…

Las fantasías sexuales, en suma, distan mucho de ser solo eso (meramente sexuales)… en donde el sexo, a menudo, queda relegado a adoptar el título de tan solo adjetivo calificativo…


Jesús. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cuando una mujer, se enamora…



Cuando una mujer se enamora “reviste” al objeto de su amor con todas las cualidades que desea, propias o imaginarias… La mujer, siente la necesidad de transformar a su compañer@ en un ser muy importante. Lo idealiza.  Empieza a creer que es un genio, diferente a los demás, especial...  y, lo que es aún más importante…  hasta consigue que también él/ella lo crea. Si se trata de un varón  lo cuidará “maternalmente”… ¿instinto?  El hombre, pasa, sin saberlo, a adoptar un doble papel: “hijo” y “amante”;  empieza a ser tratado como una figura “omnipotente”. Ella lo protegerá y estimulará, también en el plano sexual, para mantener la llama “viva”…

 Es un  ciclo… se extiende por un tiempo más o menos duradero…  hasta que llega un momento, en el que la mujer se cansa, se aburre… el “ideal” se apea de su paseo por las nubes y pone los pies sobre tierra firme…

Entonces, solo entonces todo empieza… surge el amor… o bien, “hace las maletas” y camina lejos, muy lejos…

Jesús.